Queridos jóvenes, si se mantienen en el amor de Cristo, él los transformará en esperanza para México, asuman con valentía el llamado del Señor para construir juntos la civilización del amor. El Día Nacional de la Juventud Católica Mexicana no se trata de un día triunfalista por nuestra fe ni de distinción entre los demás, sino un día de respuesta y de compromiso, en gozo y alegría, al llamado del Señor. Ser cristiano, ser católico y celebrar nuestra fe no es motivo de vergüenza para nadie, sino de la expresión y comunicación de tu relación con el Amor Misericordioso de Dios; un día de compartir con todos la alegría de tu fe, el sentido que das a tu vida, el alcance de tus más profundos anhelos de joven y tu compromiso cristiano con la construcción de un mundo mejor para todos. Si quieres amar verdaderamente a tu prójimo, tendrás que amar más profundamente a Cristo y dar testimonio de Él.