En las Celebraciones propias de la SEMANA SANTA, el ciclo litúrgico llega a su culmen y al mismo tiempo a su fuente; es decir tocamos el corazón y la razón de ser del Año Litúrgico en el cual, celebramos el Misterio total de Jesucristo, desde su Encarnación y Nacimiento , recorriendo su vida pública hasta llegar a su Pasión y Muerte, que traerá como consecuencia lógica la gloriosa Resurrección y glorificación, junto con el don de su Espíritu Santo.
Nos preparamos con mucha esperanza a vivir una Pascua.